viernes, 31 de agosto de 2012

Encuentros en el Egeo

 
 
Ayi Apostoli al atardecer. Eubea, agosto 2011

Buenos días. Había dejado aparcado este blog porque no me permite o no sé programar aquí, aunque sigo los mismos pasos que en la otra Psilicosis, misterios. Desde Grecia no podía escribir por falta de herramienta y conexión, por ello no seguí este año la derrota del Teach por Grecia, he leído las crónicas (Desde la popa) ahora, nada más llegar.

Estoy todavía sonao, bajo los efectos de la insolación griega y el azul ultramarino, esta sensación me dura a veces ocho o diez días, toy  pasmao! Por eso reacciono tarde, aún no pasé las fotografías del viaje, no me pasaron porque no sé ni quiero aprender a hacerlo yo. Apenas escribí nada del viaje todavía, un par de correos con amigos, alguna mención en comentarios y una entrada recordando a Nikos Tsirgiotis, el yerno de Panayotis, de la parea, los amigos de Agioi Apostoloi.

Como ya me conozco algo dejé programadas varias entradas en el otro blog y así evité el acelerón que me entra, sin poder evitarlo, cuando siento que debo currar, escribir, en fin. Y aquí tenía previsto contaros lo que sigue.

El día 8 vino a vernos desde Halkida Giannis Tsakós (apodromos). Nos llevó hasta la playa de Geromili, debajo de Petriés, su pueblo, nos bañamos y comimos allí. Pasamos un día muy pacífico con él y hablamos mucho. Está muy tristón, lógicamente, porque la situación es crítica. A pesar de todo aún echamos algunas risas. Sólo nos faltó conocer a su abuelo Barbagiannis, que vive solo en Petriés.
En el chiringuito saludé a Diamandís, al que había conocido el año anterior, y a Lisi, su mujer, con los que pasamos horas muy entretenidas este año, en su casa al amor de la comida de Lisi y la bodega de Diamandis, o en el bar de Stavrula y Spiros. Generosos y hospitalarios, como son los griegos, ofrecen lo que tienen.

El 9 recibimos la noticia de la muerte de Dolo en Oviedo. El hecho de saber que ya estaba bastante malina no nos consoló.

El día once vinieron a vernos Lola y Alberto. Tenían que recoger a unos amigos en Atenas y se desviaron para pasar un día con nosotros. A pesar del cansancio Lola, que era la que más nos preocupaba, estaba y está hecha una campeona. Y el Capi casi un guaje, un gorrión, con espolones, pero gurrión al fin.
Hicimos una comida griega, tras las Fix pagomenas de rigor (llegaban asfixiados) y cenamos en el bar de Stavrula con Poppy y Giorgos, unos amigos del Pireo que conocimos el verano pasado y que este año estaban con sus hijos Martha y Nikos, la  parea de Taso y Bruno.

Les gustó el pueblo y Alberto, atento a los detalles arquitectónicos, hizo algunas fotos de las buganvilias que decoran la fachada de un conjunto de apartamentos vecinos.
Se fueron al día siguiente con su pequeño automóvil cuyo alquiler les había salido por el doble de lo que solían costar otros años. Alberto cuenta en una de sus crónicas cómo un par de empresas transnacionales se han hecho prácticamente con el monopolio del alquiler en Grecia.

Su visita, junto con esta noticia del abusivo precio del coche, fueron otros tantos motivos para, al fin, desistir de nuestra idea de acercarnos al Jónico la última semana y ver también a Ana Capsir (Navegando por Grecia) en Levkada. Su visita porque el primer y principal motivo para un desplazamiento tan pesado al otro extremo de Grecia, como habíamos pensado, era ver a Lola después de su accidente, aunque lo cierto es que ya no necesita ánimos y sí algo de tiempo para completar su rehabilitación.

Pero el motivo fundamental para renunciar a Meteora o Yánina, otros dos destinos previstos de camino, fue mi pereza. Dejar aquella tranquilidad para meternos en Atenas a buscar un coche, o lo que pensamos después, ir hasta Volos para coger autobuses de la KTEL, arrastrando maletas aunque tengan ruedas, buscando la pensión diaria..., no era buena idea.
La siguiente fue embarcar en Kimi para ir a Limnos, renunciando ya al Jónico. Pero no se nos arregló y para entonces creo que todos habíamos llegado ya a la conclusión de que lo más sensato era terminar las vacaciones allí disfrutando del pueblo y de los amigos.

El 18 volvió Giannis con su mujer y sus hijos, tomad nota, Orpheas y Odysseas, ¡qué ojos!, y el 21 se fueron Poppy y Giorgos con los suyos.
El 25 cenamos en casa de Lisi y Diamandis, en lo más alto de un monte, por segunda vez, mientras veíamos un gran incendio en una ladera a cinco kilómetros. El fuego, alimentado por un fuerte Bóreas (Norte), se llevó por delante muchas hectáreas de monte y miles de olivos, frutales y vides, algunas propiedades de vecinos que conocemos del pueblo.

Dos días después repetimos la cena con ellos abajo en el puerto. Se fueron sobre la una. Soplaba un Bóreas potente. A las cuatro nos despertaron las campanas para movilizar al pueblo. El nuevo fuego había comenzado poco después de la marcha de Lisi y Diamandís, precisamente en Geromili, la playa donde nos llevó Giannis y donde los vimos por vez primera este año, debajo de Petriés y de su casa, aislada y en un lugar más elevado que el pueblo.
Cuando se dieron cuenta la casa estaba rodeada por las llamas. Un espacio preventivo de seguridad sin vegetación alrededor evitó la tragedia, pero pasaron miedo.

Sobre todo esto supongo que volveré una y otra vez en este y en el otro blog, dedicando espacios más amplios a esas visitas y a esos amigos.

Y sacaré algunos apuntes del derrotero del Teach, espero, para resumir un poco su periplo aquí y hacer si procede los comentarios que no pude hacer en Desde la popa en su momento. Aunque nosotros conocemos muy poco el Jónico y nada podría yo aportar, el del Capi es un relato pormenorizado y completo que tal vez sólo puede ser bien contado desde un barco y quizá sólo de ese modo pues muchos lugares sólo tienen acceso por mar.

Hace días que no tenemos noticias, pero yo los veo ya en las Baleares, tal vez en Espalmador, refugio habitual de Viriato, amigo de La Maga, y otros bravos navegantes y currucas de toda pluma.
Tenemos ganas de conocer a Ana Capsir y haremos todo lo que podamos para coincidir lo más pronto posible con ellos.

Otro año más en el primer Panselinos (Luna llena) de Agosto vimos a Eleni Legaki, y crucé unas palabras agradecidas con ella en mi griego eskiládiko, en el escenario que montó la Cofradía de Pescadores, alrededor de las gambas, las sardinas, el crassí y la Nisiótika. Esta vez el bautismo fue más leve, no por falta de vino.

 
ΕΛΕΝΗ ΛΕΓΑΚΗ - Οταν ακούω το βιολί. Cuando escucho el violín
 
 
Salud y buen rumbo!
 
Barbarómiros