lunes, 25 de noviembre de 2013

El puerto de Mandraki. Rodas


Los ciervos -o gamos- Élafos y Elafina, custodiando la bocana de Mandraki.
Rodas.  Grecia, agosto 2013.


Mandraki


Buenos días, kogoneras. Voy a aprovechar el descanso en la otra Psilicosis para volver aquí a los puertos del Dodecaneso. Serán entradas más breves porque ya no tengo que hacer de moska del Teach y La Maga.

Siguiendo hacia el sur desde Cos, sería en realidad el turno de Nisyros, que fue el primer puerto que tocamos rumbo a Rodas, y después Tilos, etc. Pero a Nisyros le dedicaré su espacio a la vuelta, cuando recalamos tres días en la isla. Y el resto también tendrá su pequeño homenaje más adelante, después de las otras dos que visitamos con tiempo, Rodas y Cárpatos.

Mandraki es el puerto más famoso del Archipiélago, y no porque sea el mejor, desde luego, es pequeño tiene una embocadura estrecha y sus fondos deben ser más que tenebrosos después de los siglos de actividad incesante, hasta ahora mismo, que no hay un hueco donde colocar un mísera alpargata, zapatilla, quería decir. En esa ciénaga encontraron la que Lawrence Durrell llamó Venus marina, una figura femenina desfigurada y medio comida por el salitre, que motivó el título de su libro sobre Rodas y el Dodecaneso, libro del que me oiréis hablar con frecuencia en estos capítulos sobre el archipiélago, aquí y en el otro blog.

Es el puerto más conocido por ser el más antiguo e historiado. Siglos antes de que se levantara el mítico Coloso abierto de patas en la bocana, con cada pie apoyado en el punto donde hoy se alzan dos columnas coronadas por los ciervos Élafos y Elafina, símbolos modernos de Rodas, Mandraki ya era un puerto cosmopolita, activo y potente. Y lo siguió siendo con los Caballeros de San Juan en la Edad Media. Pero sobre eso, historia y mito, escribiré más largamente en el otro blog, capítulos que iré publicando dentro de unos días y que van acompañados también de alguna imagen del puerto.

El muelle oeste de Mandraki es el de la ciudad, so las murallas y el Castillo de los Caballeros de Rodas. Al igual que en Cos bajo la sombra de la fortaleza, ahí amarran los barcos de más poderío y tontería, el prestigio y el bacilón de los ricos. El telón de fondo de la vieja ciudad con sus grandes árboles, minaretes y campaniles asomando por encima de las defensas, y el Mercado Nuevo con su exotismo oriental, hasta el Club Naútico y su cúpula blanca, cerrando el puerto por el norte, le prestan al lugar mucho atractivo, hay que reconocerlo. De ahí parten también pequeñas excursiones en kaike por la isla.

Y el muelle este, que cierra y defiende el puerto, es un malecón de unos quinientos metros de largo, desde las murallas de la ciudad vieja, hasta la famosa Torre de San Nicolás, el patrono de los navegantes, en el otro extremo con su faro, flanqueando la bocana, a cien metros de la cierva Elafina.


El muelle este de Mandraki al atardecer.  Al fondo el Castelo.
Rodas,  agosto  2013.

El gran espigón tendrá unos cincuenta metros de ancho, la mitad está dedicado al muelle propiamente dicho, que es el que vemos en la fotografía, y la mitad paralela que mira al mar, en un nivel un poco superior, es un paseo con algunos coches cuyo término es el faro, donde todavía se conservan cerca de las rocas y el agua tres de los diez molinos que hubo aquí en tiempos, haciendo guardia delante del puerto y las murallas del fondo como guerreros medievales, y que se avistan desde los barcos que navegan o se acercan a Rodas.

Aparte de Mandraki en el extremo norte, Rodas capital cuenta con otros tres puertos, separados de éste y entre sí tan sólo por grandes barras defensivas: el pequeño puertín de Kolona donde amarran los kaikes de pescadores y barkulas, el Turístico de los barcos a las islas y el Comercial donde atracan los mercantes y grandes ferris.

Pero creo que me voy muy lejos ya. Los otros puertos de la ciudad de Rodas para el siguiente capítulo.


Πηδηχτός Ρόδου. Ιόνιος Ακαδημία 2006.



Salud y buen rumbo.


Barbarómiros.

martes, 12 de noviembre de 2013

Puerto de Limnionas. Kéfalos. Kos.


Puerto de Limnionas.
Kos.  Grecia, verano  2013.


Limnionas


Buenos días, marineros. En el noroeste de Kos, en la costa opuesta al golfo de Kéfalos, se encuentra este puertín de pescadores, mínimo, defendido por una barra que cierra una pequeña rada natural, circular, con playa de arena al fondo (en la fotografía a la derecha, no se ve).

La costa es escarpada y rocosa pero no muy elevada. Sin embargo la mar creo que es la más batida de toda la isla, las olas entran en las playas de los alrededores, altas y francas, impulsadas por el viento más potente de Kos.

La llegada, desde la carretera que enlaza los dos extremos de la isla, al sur, en su parte más estrecha, a poco más de un kilómetro, es aérea y permite contemplar las dos abiertas bahías, por cuyo límite discurre la vía: la de Diafni al oeste, de la región de Limnionas, y la de Jojilari al este, de Sfakiá y Volkania (en la foto en el horizonte), éstas aún más ventosas y donde se concentran buena parte de los deportes de vela, sobre todo kite surfing, el surf a vela que hace furor en lugares turísticos de moda. En el golfo de Kéfalos y en otras zonas más apartadas de Kos, el surf está también muy presente.

La vista hacia el norte alcanza hasta Kálimnos, los islotes que la rodean y más allá, si bien para disfrutar de un panorama espectacular sobre el Egeo, las islas septentrionales y Turquía, el punto ideal quizá sea la típica aldea montañesa interior de Ziá, en la vertiente noroeste del Dikeos (843 m.), al norte de la isla y su altura máxima, pero totalmente tomada por el turismo masivo. Ampliaré esta información en el otro blog cuando le llegue el momento a Kos.

Y con esta entrada depongo mi condición de moska kogonera por la presente campaña. El Teach del Capi, Desde la popa, hace ya un trimestre que descansa en Benalmádena, y La Maga de Ana, Navegando por Grecia, inverna en Levkada; ya sabéis, en este y en el otro blog, entre nuestros Flanvoritos.


La entrada del Egeo en la playa al oeste del puerto de Limnionas.
Kos.  Grecia,  julio  2013.

El último mensaje privado de Alberto me hablaba de las Palourdes en francés, almejas en castellano y en Chile. Esperaba respuesta a una pregunta que le hacía, pero hasta el momento no me llegó. Era algo referente a las Gallinas siracusanas del otro espacio psilicoso. Aún la espero.

Y Ana Capsir cerró también, recientemente, su campaña griega con un capítulo que tituló Un perro feliz. Ahí, además del perro de las orejas al viento, nos habla de las conflictivas relaciones entre felicidad y progreso o prosperidad, poniendo como ejemplo algunos detalles de la vida griega, oponiéndolos a esos hábitos de nuevos ricos aborregados, que países como el nuestro han ido adquiriendo.

No obstante, yo seguiré nutriendo este humilde rincón marinero con imágenes de algunos puertos de los que visitamos este año en el Dodecaneso, con un corto texto al caso. Me voy con una canción nisiótika que Zervakis compuso haciendo la mili en Kos.

Salud a todos y buenos vientos.

Γιώργος Ζερβάκης.  A Kos.



Ramiro, Barbarómiros.