sábado, 20 de abril de 2013

Máscaras


Máscara mortuoria micénica.  Museo Arqueológico Nacional.
Atenas  2009

Personae

Buenos días. Es un decir, no porque el deseo no sea sincero, que lo es, o porque el día esté malo, todo lo contrario: el termómetro marcaba por la mañana 8º C, algo fresco, pero el cielo, azul pálido, está precioso y luce el sol primaveral.
Los motivos de mi escepticismo respecto a la presunta bondad del día son los habituales y sobre todos, hoy, la muerte de una amiga, Magdalena, un cáncer de páncreas se la llevó en un mes.

Las causas habituales creo que las compartimos muchas personas: nada ha cambiado, si acaso las cosas van aún peor si cabe.

Nunca me atrajo mucho la televisión, pero desde hace dos años, que sólo puedo fumar en la cocina y vivo en ella, apenas la veo. Me mantiene más o menos informado la radio, algo que huroneo por la red y un poco de prensa. Total, ¡para lo que hay que ver y oír casi mejor pasar!
El caso es que cuando por casualidad un día me trago entero un telediario, por ejemplo, me quedo pasmao y patidifuso viendo a los personajes habituales de estos programas: políticos y banqueros nacionales y extranjeros, vivillos, ladrones y estafadores, toda esa fauna de mentirosos que siguen en sus trece, llevarnos a la ruina más completa mientras ellos ponen cara de circunstancias y se meten la pasta en el bolso.

Ahí quería llegar, a las caras de los caras. Máscaras en realidad, más brutales que la del mono Agamenón porque son reales, detrás, alguien vivo con nombre y apellidos, se ríe del público. Interpretan la tragedia actual en clave teatral, pero sólo es la mascarada de un mal funeral. Es un remedo escandaloso. El coro ha vuelto ha tomar protagonismo en la composición, pero apenas hace otra cosa que lamentarse y lamerse las heridas, la catarsis no se produce, es el ulular de los muertos que responde a la máscara mortuoria del jefe de la tribu.

Sin embargo las expresiones básicas de las máscaras del teatro clásico son tres, que pueden resumirse en las tres líneas que hoy usamos también en nuestros mensajes electrónicos: (  la tristeza; la indiferencia; ) y la alegría, puestas en horizontal, por supuesto.
Personae, Personas, les llamaban los romanos; éstas del día que sufrimos ya no tienen nada que ver con lo humano, lo más próximo es un cadáver.

Las máscaras que veía en el telediario no eran las del drama literario, sino las mortuorias, hieráticas e inexpresivas de las ceremonias fúnebres y de las tumbas.

Escuchando después una noticia sobre la retirada de figuras de cera del museo madrileño me pareció ya el colmo de las bromas macabras. Y me preguntaba, ¿no sería más rentable, y aprovechamos el material, abrir una sala especial para chorizos e indeseables, urdangorrinos, tonadilleras, merdekeles, campses, bárcenas y sus compinches políticos, millonarios y demás carroñeros chupasangres, todos juntos en unión, del mismo modo que las hay dedicadas a famosos asesinos, torturadores, violadores o deportistas?

Estaba en éstas cuando de pronto escucho a alguien por la radio haciendo una propuesta semejante. Más de dos pensamos que hay que reciclarlos, retirándolos sólo ocupan espacio sin provecho, para eso es mejor echarlos al horno ¡y carretera!. Fundirlos: hacerlos nuevos ya es imposible.

Y una última noticia, más esperanzadora, de Lola y Alberto, almiranta y capitán del Teach, Desde la popa: este mes hemos tenido buenas nuevas suyas y el Capi, siempre entusiasta, nos anuncia que en mayo quieren volver a navegar. Los esperamos y les daré la bienvenida poniendo en marcha la nueva etiqueta de Archipiélagos 2013. Hasta entonces.

Letra, Manolis Rasulis. Música, Konitopulos. Voz, Eleni Legaki.  Ta panta rei.


Υγεία, Salud!

Barbarómiros