Para 4 personas Agii Apostoli, Grecia 2011 |
Amarrado igual que el bote, "estamos aquí para salvar vidas", que diría Hipócrates y mi amigo Andrés. Pero sin medicamentos, que ya no nos fían los grandes trust vampíricos de la Farmacracia. Hay que volver a la tradicional, pero en serio, y sin trucos de mago ni firmas comerciales con vocación monopolista, que alivian el bolsillo más que la salud. ¿Utópico?. Bueno.
Los griegos se acatarran menos porque consumen mucho orégano, más rico en timol que el nuestro, puede ser cierto. El tomillo, la flor de malva y el orégano son las tres plantas ideales para hacer una infusión que combate muchas afecciones respiratorias, en especial las agudas. Una cucharada sopera de la mezcla para cada taza de agua, hervirla, tapada, dos minutos, colar y tomar, en ayunas y al acostarse. Se endulza con miel.
Pero esto no aliviará ni curará a los enfermos graves que dependen de medicaciones caras y específicas que no pueden pagar, dadas las circunstancias. No dejo de pensar en Grecia, en los griegos.
Hemos vendido el alma a todos los diablos.
Somos niños pequeños en brazos de alguien que dice querernos pero no sabe qué hacer con nosotros. Entonces nos utiliza y nos maltrata.
Estamos indefensos y nos amenazan con todos los dolores.
Nos enseñan la metadona de su medicina como si fuéramos yonkis e indican la etiqueta del precio, más caro que el del camello de la esquina porque lleva el sello del gran laboratorio. Y nadie te recetará un caballo limpio ni un anticancerígeno no homologado. Porque los ladrones se llevaron el opio y los antineoplásicos. Las recetas ya no son nuestras, son suyas. Tienen la patente...de corso, ¿quién se la dio?.
¡Que se coman sus patentes y nos devuelvan las recetas!
Yasas, salud!
Skylorómiros Mavropradakos.